Bases de la Hidroponia
Por el Ing.Agr. Carlos A.
González
A) Unidades de cultivo
Puede utilizarse todo tipo de recipientes
de cualquier tamaño y por lo menos 20cm de profundidad para que las raíces
tengan suficiente lugar para desarrollarse. Generalmente los recipientes más
adecuados son los de material plástico, ladrillo o cemento. Si son de metal
deben pintarse con barniz o pintura, y los de madera deben forrarse con tela impermeable
o plástica.
Las medidas dependerán de las necesidades
particulares de cada uno, pero el largo máximo debe ser de 6 metros y el ancho
máximo de 90 cm.
Es importante que los recipientes tengan
perforaciones en su base para el drenaje y aireación. Los cultivos hidropónicos
necesitan que los orificios estén abiertos en el momento de drenaje pero que
puedan ser obturados por medio de tapones. Para asegurar un buen drenaje es
necesario que los recipientes tengan una pendiente entre el 3% y el 5% que dependerá
del sustrato utilizado.
Si el recipiente no es opaco podrá
originar el desarrollo de algas que competirán por los nutrientes, el oxígeno y
alteran el pH de la solución. Otra condición esencial es que debe ser inerte
químicamente para evitar reacciones o cambios en la solución nutritiva.
Se denomina sustrato a un medio
sólido inerte que cumple 2 funciones esenciales:
Anclar y aferrar las raíces
protegiéndolas de la luz y permitiéndoles respirar y por otro lado, contener el
agua y los nutrientes que las plantas necesitan.
Los gránulos componentes del sustrato
deben permitir la circulación del aire y de la solución nutritiva. Se consideran
buenos aquellos que permiten la presencia entre 15% y 35% de aire y entre 20% y
60% de agua en relación con el volumen total.
Muchas veces es útil mezclar sustratos
buscando que unos aporten lo que los falta a otros, teniendo en cuenta los
aspectos siguientes:
·
Retención de humedad.
Los sustratos más utilizados son los siguientes:
cascarilla de arroz, arena, grava, residuos de hornos y calderas, piedra pómez,
aserrines y virutas, ladrillos y tejas molidas (libres de elementos calcáreos o
cemento), espuma de poliestireno (utilizada casi únicamente para aligerar el
peso de otros sustratos.) , turba rubia, vermiculita.
El agua que se encuentra en la mayor
parte de las fuentes normales de suministro es apta para los cultivos. El
primer requisito es que el agua sea apta para el consumo humano o de animales,
y por lo tanto también será apta para las plantas.
Las aguas con gran contenido de sal
pueden ser utilizadas pero teniendo en cuenta que las plantas a desarrollarse
en ellas sean tolerantes a la sal, por ejemplo el tomate, el pepino, la lechuga
o los claveles.
Las aguas "duras" que contienen
concentraciones de calcio pueden ocasionar un problema ya que el calcio se
deposita y puede taponar orificios en las instalaciones de riego.
Otro factor muy importante a tener en
cuenta es la calidad microbiológica del agua. Si se sospecha que el agua está
contaminada, la cloración, en sus diferentes modalidades, constituye el proceso
de desinfección más utilizado y el más barato (hipoclorito de sodio o de
calcio, 2 a 5 partes por millón de Cloro).
La adición de los elementos nutritivos es
un procedimiento de control y balance. Los elementos considerados esenciales
para el crecimiento de la mayoría de las plantas son: Carbono, Hidrógeno,
Oxígeno, Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Calcio, Azufre, Magnesio
(macronutrientes) y Hierro, Manganeso, Boro, Zinc, Cobre, Molibdeno, Cobalto y
Cloro (micronutrientes).
Cada elemento es vital en la nutrición de
la planta, la falta de uno solo limitará su desarrollo, porque la acción de
cada uno es específica y ningún elemento puede ser reemplazado por otro. Todos
estos elementos le sirven para la construcción de la masa de tejido vegetal.
Es necesario aclarar que no existe una única
formula para nutrir los cultivos hidropónicos, la mejor fórmula es la que cada
uno experimente con óptimos resultados.
La fórmula más sencilla para iniciarse es
la siguiente:
Nitrato de calcio.....................118 gr
Sulfato de Magnesio................... 49 gr
Fosfato Monopotásico................. 29 gr
(PARA 100 LITROS DE AGUA)
En los cultivos
hidropónicos es imprescindible el uso de un sistema de riego para suplir las
necesidades de agua de las plantas y suministrarle los nutrientes necesarios.
Los sistemas de
riego que pueden utilizarse van desde uno manual con regadera hasta el más
sofisticado con controladores automáticos de dosificación de nutrientes,
pH y programador automático de riego.
Un sistema de
riego consta de un tanque para el agua y nutrientes, tuberías que conducen el
agua y goteros o aspersores (emisores).
El tanque debe
ser inerte con respecto a la solución nutritiva y de fácil mantenimiento,
limpieza y desinfección. El criterio para seleccionar el tamaño puede variar
por el cultivo, localidad, método de control de la solución nutritiva, etc.
Cuanto más pequeño sea, más frecuente será la necesidad de controlar su volumen
y composición.
La ubicación
del tanque dependerá de la situación del cultivo. En caso de regar por
gravedad, deberá tener suficiente altura para lograr buena presión en los
goteros, si se riega utilizando una bomba, el tanque puede estar enterrado en
el piso.
Las tuberías de
PVC y mangueras de polietileno son las más baratas. El diámetro dependerá del
caudal y longitud del tramo.
Uno de los
sistemas más ventajosos es el riego por goteo mediante el cual el agua es conducida
hasta el pie de la planta por medio de mangueras y vertida con goteros que la
dejan salir con un determinado caudal. Mediante este sistema se aumenta la
producción de los cultivos, menos daños por salinidad, acortamiento del período
de crecimiento(cosechas más tempranas), mejores condiciones fitosanitarias.
En el riego por
aspersión el agua es llevada a presión por medio de tuberías y emitida mediante
aspersores que simulan la lluvia.
Una buena
siembra ayudará considerablemente a las plantas a desarrollarse bien tanto al
comienzo como durante la floración y fructificación. Para esto debemos
asegurarnos que las semillas sean frescas y con un alto poder germinativo.
Un semillero se
compone de una serie de elementos destinados a brindarle a la semilla todas las
condiciones necesarias para su germinación. Entre los métodos más adecuados
para realizar semilleros con destino a cultivos hidropónicos, está el de los
cubos de espuma plástica, los almácigos o la siembra directa en el recipiente
hidropónico.
Toda semilla
contiene, en potencia, una planta viva completa en forma latente que está
esperando los estímulos necesarios para iniciar una vida activa. Para que la
semilla germine debe absorber suficiente cantidad de agua para que la corteza
exterior se abra y el pequeño embrión que está dentro empiece a desarrollarse.
La luz puede
estimular o inhibir la germinación de acuerdo a la variedad de planta. Las
semillas respiran durante la germinación, por lo tanto si no existe aire en
abundancia se asfixian, por eso hay que tener cuidado con la cantidad de agua
que se suministra y con el tipo de medio en el cual se siembra. La nueva raíz
se abre camino hacia abajo para afirmarse en su base de sustentación, y
el pequeño tallo crece hacia arriba buscando la luz.
La luz es un
elemento vital para el crecimiento de las plantas, pero no todas necesitan la
misma cantidad de luz. Es conveniente que los cultivos reciban la mayor
cantidad posible, especialmente en invierno, por lo que es aconsejable
colocarlos cerca de ventanas y en habitaciones pintadas de colores claros.
En lugares de
poca luz se puede instalar un tubo fluorescente que no emite tanto calor como
las lámparas de filamento.
Si se elige un
lugar abierto debe procurarse que no dé el sol a pleno durante todas las horas
del día. No debemos olvidarnos que existen especies que desarrollan mejor a la
sombra.
La ventilación
de los cultivos hidropónicos es muy importante, especialmente los instalados en
lugares cerrados, donde debe haber una buena circulación de aire fresco. Sin
embargo las corrientes de aire, el humo, los gases y el polvo son muy
perjudiciales.
Si el ambiente
es muy seco debe humedecerse colocando recipientes con agua o rociando las
hojas. El exceso de humedad provocará el desarrollo de enfermedades.
En lugares
abiertos debe protegerse a los cultivos de vientos fuertes pues afecta la
polinización de las flores secándolas e impide el vuelo de los insectos. Sin
embargo, los vientos moderados suelen favorecer la circulación de la savia,
facilitan la fecundación transportando el polen y renuevan el aire en el medio
ambiente de la planta.
Entre los
varios factores que afectan a las plantas, la temperatura es de los más
importantes. Para la mayoría de las plantas hortícolas la temperatura óptima
para el crecimiento está entre los 15 y 35 grados. El grado de adaptación de
una planta a temperaturas cambiantes varía según la especie.
Las plantas que
se establecen en un clima diferente al que las caracteriza, pueden presentar
ciertos cambios de comportamiento. La modificación diaria de la temperatura es
cosa corriente y no tiene efectos adversos sobre las plantas, mientras que los
vientos fuertes y los cambios estacionales ejercen influencias decisivas.
El
congelamiento es uno de los fenómenos más destructivos de las plantas, como
también lo es el sol pleno durante el verano en lugares de clima muy cálido.
La tarea
principal consiste en mantener el cultivo hidropónico libre de polvo y
desperdicios vegetales, pues estas condiciones antihigiénicas provocan
enfermedades y la aparición de insectos.
Se debe
verificar regularmente las condiciones del agregado, controlar la humedad y
observar el vigor con que crecen las plantas. El agregado deberá tener el grado
de humedad exacto pues si es excesiva no permitirá la aireación de las raíces y
la planta morirá.
No se debe
olvidar el control de la luz y la temperatura. Cuando los cultivos se hacen al
aire libre deberán cubrirse en épocas de mucho calor y protegerlos de las
lluvias excesivas para evitar que el agregado se anegue. Las lluvias moderadas
no son problemáticas pues riegan los canteros pero deberá observarse que
la solución nutritiva no se diluya demasiado.
Es muy útil
registrar las fechas de siembra y cosecha. Al acercarse el período de cosecha
se debe inspeccionar con frecuencia las condiciones en que se encuentran las
plantas para decidir el momento en que se recogerán.
El transplante
y la poda se harán en la forma acostumbrada, aunque el tutorado es conveniente
hacerlo con hilo y atar las plantas a un alambrado que se colocará por encima
de los recipientes de cultivo.
Después de la
cosecha, si las plantas no prestan ninguna utilidad, se retirarán de los
recipientes para desecharlas. Luego se lavará el agregado con abundante agua
clara para que pueda ser utilizado nuevamente.